viernes, 24 de enero de 2020

Miércoles 18: viaje a Tularosa y recibimiento


Entre Santa Fé y Tularosa pudimos disfrutar de unas panorámicas espectaculares.

El día anterior había sido cansado: levantarse temprano, desayuno, traslado, presentación y actuación, comida, viaje a Abiquiu, presentación y actuación, cena, viaje a Santa Fé y visita nocturna intensiva, acostándonos tarde. Así que no fue de extrañar que muchos miembros del grupo calleran como angelitos en las casi 4 horas de viaje que tuvimos hasta Tularosa.


Cuando nos levantamos esa misma mañana había... ¡9 grados bajo cero!

Nos impresionaron esas carreteras con decenas de kilómetros de pura recta.

La anécdota de la mañana: parada técnica para no mear.

Zambomba y cazalla, compañeras de camino...
David Greenwald, historiador y arqueólogo de Tularosa, nos había recomendado que, si durante el viaje teníamos tiempo, visitáramos unos petroglifos que hay un poco antes de llegar, así que allí que nos dirijimos.


Tallados sobre roca volcánica, había multitud de ellos por todo el entorno.

Algunos de los diseños se utilizan actualmente para decorar objetos.

Nada más llegar a Tularosa, el comité organizador nos tenía preparado un acto oficial de recepción en el salón de plenos del ayuntamiento, en el que nos ofrecieron obsequios de todo tipo. Todo un lujo premonitorio de lo que iba a ser su calurosa acogida durante los dos días y dos noches que estuvimos allí.


Jen nos muestra orgullosa el cartel que con todo cariño y profesionalidad había diseñado Joan.



Alejandro, Edmundo y Manuel con su anfitriona Cindy.
 
Además de la bolsa con regalos, también nos dieron una tarjeta de agradecimiento.

Después de la bienvenida oficial, incluyendo una merienda con lo que allí llaman bizcochitos (más parecidos a mantecados), nos fuimos a tomar algo en el restaurante Casa de los Sueños con las familias anfitrionas que nos iban a alojar esos días.






Y después de las cervezas y los nachos con salsa picante, nos invitaron a cenar en el salón comedor adyacente a la iglesia donde íbamos a actuar al día siguiente.


Eso de utilizar la bandeja como plato resultó interesante...

Velada nocturna en la casa rural donde se alojaba el grupo más numeroso.

Otro día largo y cansado, previo a otro que no lo iba a ser menos.

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