viernes, 31 de enero de 2020

Sábado 21: en el museo y Pueblo de Ácoma y en Albuquerque


El Pueblo de Ácoma nos esperaba para una visita guiada bastante peculiar.

El sábado 21 fue otro día cansado. Varias veces subimos todo a las furgonetas y lo bajamos de nuevo. Recorrimos pequeñas carreteras por el desierto y grandes autopistas llenas de tráfico adentrándose en la urbe. Y con la agenda tan apretada, nos quedamos sin poder disfrutar algún tramo de la antigua Highway 66, a pesar de que la llevábamos al lado.

Paco y Ángel con la abuela que nos pidió una canción y luego se emocionó.
Después de la actuación de la mañana, visitamos el Pueblo de Ácoma.

El recorrido por la meseta ofrece excelentes panorámicas.

Foto de despedida con nuestro guía.

Una última foto de grupo antes de empezar la bajada del acantilado.
El mapa del hotel lo dejaba claro: ¡estábamos al lado de la famosa Highway 66!
Y de Ácoma directos a Albuquerque para otra actuación.

La iglesia estaba prácticamente llena.

Enrique explica qué son las rondas de navidad.

El grupo descansa entre canciones...

...mientras Edmundo y Natalia dan las explicaciones...

...y Manuel y Tito posan para la cámara.

Después de una calurosa ovación y numerosos aplausos que no nos esperábamos y nos emocionaron, público y músicos fuimos invitados a cenar juntos en la sala comedor de la iglesia, con platos deliciosos que habían aportado los propios feligreses. Y de allí al hotel, tras un día no menos cansado, conscientes de que a la mañana siguiente y bien temprano tendríamos que salir para el aeropuerto y de vuelta a España...

... ¡Hasta la próxima!

jueves, 30 de enero de 2020

Viernes 20: viaje a Ácoma y primera actuación allí

Manuel, Álex y Edmundo con sus anfitriones.

La despedida de nuestros anfitriones en Tularosa la mañana del viernes 20 fue de lo más emotiva. Nos tenían preparado el desayuno para todos y unos burritos para el camino, aunque más de uno no esperó y se llevó el suyo "puesto"...


Desayunando en la Panadería Loredo's.

Los sombreros del comedor tuvieron mucho éxito.

Foto de familia antes de salir de Tularosa para Ácoma.

Tras la emotiva despedida de nuestros amigos de Tularosa, con besos, abrazos y algunas lágrimas, nos instalamos en las furgonetas y volvemos a las carreteras de Nuevo México que tanto nos impresionaron, con esas interminables rectas (¿quién dijo que las líneas paralelas no se tocan?) y esos espléndidos paisajes.

Una vez más, cada zambomba ocupa su lugar en la furgoneta, con el cinturón bien abrochado.

Santiago terminó adaptándose al modo de conducir local, sobre todo tras su incidente con la policia.

Las panorámicas del "oeste americano" se sucedían a cuál más espectacular.

Compartiendo unas cervezas durante el viaje, al ritmo de Los Folcloristas.

Estuvimos a punto de parar en Belén para avisarles de que ya pronto llegarían José y María.

Llegamos a Ácoma algo apurados de tiempo, lo justo para cambiarnos y empezar.

En el Museo de Haak'u tenían puesto el cartel que les habíamos enviado.

Mientras esperábamos la señal para entrar al auditorio, veíamos el Pueblo de Ácoma en la cima de la meseta.

Explicando los beneficios de cantar juntos.

La ronda de navidad sobre el escenario del museo.

El público pudo apreciar los instrumentos tradicionales.

Esa noche nos homenajeamos con un buffet.


miércoles, 29 de enero de 2020

Jueves 19 por la tarde: en la reserva apache y la iglesia de Tularosa

Interior de la iglesia de la misión apache de San José.

Una de las colaboradoras de Tularosa, Henrietta, es una especialista en cultura apache y se ofreció a enseñarnos una interesante iglesia que hay en la reserva india de los Mescalero, una de las tribus apache.


"Santa Kateri Tekakwitha, bendice a tu gente".


Ofrendas para Santa Kateri.

La iglesia de la misión apache de San José está llena de pinturas, fotos, estatuas y objetos de interés relacionados con la historia de los apaches en la zona. Una de estatuas es de Santa Kateri Tekakwitha, la primera santa indígena nativa americana de la iglesia católica, que nació en 1656 cerca de Nueva York (hoy Estados Unidos de América) y murió en 1680 en la península de Quebec (hoy Canadá).


Escuchando las interesantes explicaciones de Henrietta.

La representación de Cristo en el abside es como un indio nativo americano.

Santa Cecilia, patrona de los músicos, en una de las vidrieras de la iglesia.

Desde la Reserva de los Mescalero, volvimos a Tularosa con tiempo para la actuación en la iglesia de San Francisco de Paula. En un cuartito de la sacristía nos fuimos preparando para salir.


Enrique explica lo que son las rondas, y en concreto las rondas de navidad.

En plena actuación...

...y con todo el instrumental...
...cantando para un público atento y entregado.

Después, nos invitaron a cenar en el salón de la iglesia, y volvimos a dar la nota cantando una ranchera, una habanera y otras canciones con Javi al piano.



lunes, 27 de enero de 2020

Jueves 19 por la mañana: cantamos en el colegio y en el desierto


Actuando en el escenario del gimnasio-auditorio del colegio de Tularosa.

Una de las experiencias más agradecidas y enriquecedoras del viaje fue la actuación en el colegio de Tularosa. Los chavales, de 10 a 12 años, se portaron fenomenal, estaban interesadísimos y participaron activamente en todo.

No nos quitaban ojo, y nos acompañaban al ritmo de los villancicos.

Al acabar de cantar, se acercaron para ver y tocar los instrumentos.

Más de uno mostró sorpresa al ver el arrabel, todo hecho de huesos.

Muchos fue la primera vez que veían una zambomba... ¡y no es tan fácil tocarla!

A continuación, salimos para el sur, pasando Alamo Gordo, para adentrarnos en el Monumento Natural de las Arenas Blancas, una sistema de dunas muy peculiar, con paisajes surrealistas, como si fuéramos por la nieve.

Sólo viendo este paisaje, cualquiera pensaría que se trata de nieve.
Y la verdad es que esta arena también sirve para tirarse con el trineo.
El equipo de músicos deportistas posa para la posteridad.

La panorámica es espectacular, con el mar de dunas como fondo.

Una experiencia interesante esto de cantar villancicos por el desierto.
Pero el día aún no había acabado. Todavía teníamos que buscar dónde comer rápidamente y salir zumbando para las actividades de la tarde, que ya nos estaban esperando.

Así que pedimos un menú de comida rápida para todos y andando que es gerundio.